Hace dos días que me llamaron,
por primera vez en mi vida, “Seño”. Sé que por mucho tiempo que pase y muchas
aventuras y experiencias más que viva, jamás voy a olvidar ese día.
De una simple observación de una
clase de 25 pequeños a ser oyentes de sus increíbles historias. Visitas del
Ratoncito Pérez, mi primo se llama Pepe, aquí dice “Tito”,…
Es increíble como personitas tan
pequeñas tienen tanta ilusión por aprender, por enseñar ellos también, por
hacer de cada recreo una aventura. Pero lo que más me llama la atención es esa
habilidad que tienen para sacarte la mejor de las sonrisas con su inocencia.
No juzgan a nadie. No hay miradas
de indiferencia como si las hay en muchos adultos. Y es que no solo los niños
tienen que aprender de nosotros, también debemos aprender de ellos.
Es imposible expresar con
palabras lo que sentí cuando Daniela, al acabar el recreo, me dio una florecita
acompañada de un “Toma, para ti” con esa bonita sonrisa.
Estar leyéndoles un cuento a un
grupito de niños, hacerlos participar en él y ver como disfrutan siendo
protagonistas, es algo que solo disfrutan aquellas personas que tienen vocación
por la educación y amor hacia los más peques.
Gracias a ese grupo de niños por
sacarme tantas sonrisas, por sus “Seño mira”, por su florecita y por el cariño que me demostraron
con tan solo pasar unas horas junto a ellos. Me habéis hecho ver que mi futura
profesión va a ser maravillosa.
Lorena Cazorla
Bellas palabras, tu vocación hace que la enseñanza tenga un futuro prometedor. Disfrútala😉
ResponderEliminar