[...] Y de repente, miras a tu alrededor y ves a las personas que más quieres, dedicándote una sonrisa.
Personas, a las que no cambiarías por nada, pero que serías capaz de hacer cualquier cosa por conservarlas.
Personas, que no se encuentran en cualquier lugar, a cualquier hora, cualquier día.
Personas, que debes conservar, como si de un gran tesoro se tratara.
Personas, que aún sabiendo lo bueno y lo malo de ti, siguen a tu lado.
Personas, que se merecen todo el amor de mundo.
Personas, que, vayas a donde vayas, siempre te seguirán.
Y, por esas personas, merece la pena vivir.
Lorena Cazorla
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