lunes, 3 de marzo de 2014

Bullying

Hace unas semanas, hice un examen de lengua en el que debía realizar un comentario crítico, basándome en el tema principal del texto que se me proporcionaba: el acoso. Yo lo enfoqué hacia el acoso escolar o "bullying". Aquí os dejo mi reflexión.

Atendiendo a las intervenciones del diálogo y teniendo en cuenta lo que se narra, podemos afirmar que el tema principal del texto es el acoso.
Este tipo de maltrato sigue, por desgracia, presente en nuestros días.
Un claro ejemplo es el acoso escolar, denominado “bullying”.
Todos hemos conocido alguna vez a un compañero tímido o que presenta alguna diferencia física, que en algún momento ha sido la diana de gente cruel, cuyo objetivo únicamente es mofarse del débil. Son estas personas, las que maltratan, las que más defectos suelen presentar, las que más complejos tienen. Pero prefieren reírse de otra persona, para que él (o ella) no sufra eso mismo. Es decir, para desviar la atención y que no se rían de él.
Estos maltratos no son solo físicos (empujones, zancadillas, collejas, etc...), sino también verbales. Y es que, como afirma Pamela Palenciano “no solo duelen los golpes”. Unas cuantas palabras cargadas de malicia pueden llegar a humillar a la víctima hasta hacerla sufrir. Lo que comienza con una simple broma, puede desembocar en algo muy grave.
La mayoría de los casos de anorexia o bulimia, surgen de estas “bromas”. Las víctimas comienzan a acomplejarse y a replantearse si realmente son felices con su aspecto físico.
Muchas de estas personas que son diariamente acosadas, no cuentan nada de lo que les ocurre, por miedo a que las amenazas de sus agresores se cumplan, por miedo a que sean humillados aun más.
En los casos más extremos, la víctima incluso llega a suicidarse, incapaz de soportar la situación en la que vive día a día.
Numerosos libros cuentan historias sobre este hecho. Cabe mencionar el libro “Eskoria”, en el que un joven sufre acoso y acaba haciéndose amigo de otro chico que está en la misma situación.
En resumen, se debe conseguir que la sociedad deje de lado los prejuicios, las etiquetas, para que todo el mundo sea libre y feliz. No hablo de una utopía, sino de una sociedad justa, en la que una persona no tenga que juzgar a otra solo por su aspecto físico, su procedencia, su cultura, etc...
Vivamos y dejemos vivir en paz.





Lorena Cazorla 

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